Nuevos acogimientos familiares en Chiloé favorecen a dos niñas que hoy se encuentran en hogares estables y amorosos

nuevos acogimientosImportantes acogimientos familiares se concretaron en el mes de noviembre, gracias a la disponibilidad de familias externas. El primer caso beneficia a una pequeña que se encontraba bajo sistema residencial. En esta nueva etapa de adaptación entre ella y sus cuidadores, se espera fortalecer la conexión y que este proceso sea muy significativo en sus vidas.

“La idea es iniciar un proceso reparatorio para que ella pueda volver pronto con sus progenitores, en caso de que ellos logren ser habilitados”, explicó la Coordinadora Técnica del programa, Paz Nova.

La niña, en su familia de acogida, recibirá amor, protección y cariño. Asimismo, tendrá la oportunidad de pasar una celebración tan importante como la navidad, en familia. Como ellos, en Chiloé, más familias pueden sumarse y aportar en el cuidado de niñas, niños y adolescentes que lo requieren hoy, con urgencia.

“La colaboración con el sistema residencial ha permitido que esta niña pueda tener una hogar cálido, protector y seguro para su desarrollo, mientras sus padres nuevamente son habilitados para que puedan recuperar su cuidado”, destacó la profesional.

Y asimismo, gracias a la existencia de una  familia de acogida en Chiloé, otra niña de 1 año y 11 meses puede vivir en un lugar seguro, estable y lleno de afecto, mientras su historia familiar se reconstruye. “Ella fue separada de su familia de origen por una grave vulneración de derechos y, en noviembre, tuvo que ingresar de manera urgente a nuestro programa por orden del Tribunal de Familia”, sostuvo Paz Nova.

En ese momento no había familiares que pudieran recibirla. Y ahí ocurrió lo esencial: una familia de Chiloé abrió sus puertas, gesto que evitó el ingreso de la niña al sistema residencial, permitiendo que hoy esté acompañada, contenida y rodeada del cariño fundamental para su bienestar emocional.

“Cuando una familia de acogida dice sí, aseguramos que un niño o niña pueda vivir en un entorno protegido, mientras trabajamos para que su familia de origen pueda recuperarse”, destaca Nova.

Mientras la pequeña crece en un espacio seguro, el equipo FAE acompañará a sus padres en un proceso de intervención para que, si las condiciones lo permiten, puedan volver a asumir su cuidado. En Chiloé todavía hay muchos niños y niñas que necesitan este tipo de apoyo: un hogar temporal, pero profundamente significativo.

Actualmente, el programa FAE Castro tiene 45 niños usuarios desde los 6 meses hasta los 18 años aproximadamente, habiendo 14 familias guardadoras externas y 24 familias extensas.

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