En la actualidad, el Comité busca apoyo para realizar un lanzamiento oficial que les permita compartir su trabajo con la comunidad.
“Nosotros vemos importante destacar el valor de la jaiba marmola por varias razones: para reconocer el legado de los pescadores antiguos; por el trabajo que se realiza en su conservación; y por su valor para el comercio y la alimentación, ya que con este trabajo tú mantienes a tu familia y le puedes dar educación”, resume Claudio Pichaud, presidente del Comité Productivo de Extractores de Jaibas de Ancud.
A través del Marine Conservation Action Fund, una convocatoria del New England Aquarium que entrega apoyo a proyectos comunitarios de conservación marina, el Comité obtuvo financiamiento para divulgar su trabajo mediante dos formatos: un documental y un libro educativo dirigido a niños y niñas.
En sus casi 20 años de existencia, los jaiberos de Ancud se han destacado por su compromiso con el cuidado de este recurso y la pesca responsable. Gracias al trabajo e interés de sus socios, han sido pioneros —incluso a nivel nacional— en impulsar diversos estudios orientados a la conservación de esta especie.
“El legado de la jaiba”, disponible en YouTube, recoge las voces de sus protagonistas y muestra las acciones de conservación desarrolladas en los últimos años. Entre ellas destaca la incorporación voluntaria de vías de escape en las trampas, un mecanismo que permite que los ejemplares juveniles puedan liberarse y volver al mar. El diseño e implementación de esta medida fue desarrollado por uno de los socios del Comité, quien también participa en el documental.
Otro punto destacado en su labor ha sido la incorporación de una bitácora de pesca para monitorear el recurso. “El Comité levantó mucha información que nosotros analizamos y concluimos que está muy completa y es de gran utilidad. Entrega indicadores de rendimiento e indicadores de sostenibilidad de la especie que permiten obtener resultado a escala fina de lo que está sucediendo con la pesquería”, destaca Miguel Espíndola, director de Conservación Oceánica de la ONG Pesca Sustentable, quienes han apoyado al comité desde el punto de vista técnico y científico.
La semilla del cambio: el trabajo con niños y niñas
Una de las principales inquietudes de estos pescadores fue crear un insumo que acerque su trabajo a las infancias de manera clara y atractiva. Así nació “Mi amiga jaiba”, un libro que traduce la labor del Comité en un relato educativo.
Con la colaboración del biólogo marino Paulo Mora y la ilustradora Vanesa Anaís, desarrollaron un material didáctico para que niños y niñas comprendan y valoren cómo trabajan por la protección del mar y sus recursos.
Para compartir este material con la comunidad, han visitado distintos colegios de la comuna, donde la recepción ha sido muy positiva. “Los niños y niñas nos ayudan a difundir en sus familias, y les asombra ver que son sus mismos vecinos quienes están comprometidos con el cuidado”, señaló Claudio Pichaud, presidente del Comité.
Pioneros en conservación: 20 años de trabajo
Respecto a los próximos pasos, Claudio Pichaud destacó que el Comité continuará fortaleciendo la investigación y el trabajo colaborativo: “Ahora estamos trabajando en un monitoreo participativo, que significa que los patrones de las embarcaciones van a colaborar en la toma de datos, que posteriormente serán validados por el IFOP. La idea no es quedarnos pegados, sino seguir avanzando”.
En cuanto a la divulgación del libro y el documental, Pichaud expresó su deseo de contar con apoyo para realizar un lanzamiento oficial: “Me gustaría reconocer públicamente a mis compañeros del Comité, porque ellos son los verdaderos protagonistas de este trabajo y merecen todos los aplausos”, finalizó.
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